Aportaciones de la
neuropsicología al proceso educativo.
En lo que se refiere
a los procesos de memoria, muchos hallazgos derivados de estudios del
funcionamiento cerebral, pueden ser aplicados al proceso de
enseñanza-aprendizaje:
La existencia
de la plasticidad cerebral, base principal de los procesos de aprendizaje, que
provoca la reestructuración de redes y circuitos de acuerdo a la experiencia y
estimulación ambiental. Se ha comprobado que los cerebros que se desarrollan en
un entorno enriquecido desarrollan más conexiones sinápticas que los cerebros
que se desarrollan en ambientes carentes de estimulación sensorial (Grossman,
Churchill, Bates, Kleim y Greenough, 2002). Los procesos de aprendizaje y la
experiencia adquirida en las aulas no sólo suponen la adquisición de
conocimiento, sino que van modelando el cerebro y tienen gran influencia en su
desarrollo.
La
motivación y expectación mejoran la calidad de los aprendizajes. Se ha
comprobado empíricamente que cuando se estimula la curiosidad, se activan los
circuitos de recompensa mesolímbicos del cerebro (que producen sensación de
placer) y aumenta la actividad en el hipocampo, estructura muy relevante para
el aprendizaje y la memoria (Gruber, Gelman y Ranganath, 2014).
La existencia
de un sistema de neuronas en espejo, que, además de su implicación en la empatía
o capacidad de percibir lo que otro puede sentir, es la base del aprendizaje
por imitación o modelado. Es este un tipo de aprendizaje lento pero que queda
inscrito en la memoria durante mucho tiempo. La importancia del sistema de
neuronas en espejo en el aprendizaje es indudable, en especial en lo que se
refiere a la conducta social (Lacoboni, 2009).
Diversos
estudios realizados con personas con lesiones cerebrales y problemas de memoria
han mostrado que es más eficaz para el aprendizaje de nuevo material la
práctica distribuida y frecuente que la práctica masiva durante un largo
período de tiempo (Berger et al., 1991; Camp et al., 1996). Posteriormente este
efecto se ha comprobado en estudiantes sin problemas neurológicos (Hernández
2013). Esto significa que los alumnos tendrán menos dificultades en aprender y
recordarán mejor la información aprendida cuando se les exponga a ella de forma
frecuente (presentación espaciada) que cuando se insista en la repetición del
material hasta que éste se fije en la memoria.
La práctica
clínica con pacientes con problemas de memoria indica que la información que es
auto-generada por la propia persona se recuerda con mayor facilidad que aquella
proporcionada por el terapeuta o por otra persona (Arango, Premuda y Marquine,
2006). Parece que la respuesta que uno mismo elabora y produce crea redes
neuronales más fuertes y eficaces que cuando se recibe la información de forma
pasiva. Las implicaciones de este hecho en el enfoque del proceso de
aprendizaje en el aula son evidentes.
La mayor parte
de los efectos y conocimientos descritos son conocidos y utilizados por los
docentes hoy en día, pero siempre es interesante saber cuál es la base
neuropsicológica que los explica y los estudios empíricos que los confirman.
Bernabéu, E.
(2015)